viernes, 19 de diciembre de 2014

Valencia dará otro bocado a la huerta para hacer 17.700 nuevas viviendas a pesar de perder población


Los nuevos barrios (17.700 viviendas) ocuparán terrenos agrícolas en producción de Campanar, Benimàmet, la Torre, la Punta, Vera y Tavernes

La nueva versión de la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Valencia le da un nuevo bocado de 400 hectáreas a la huerta que rodea la ciudad

La financiación de infraestructuras viarias como el túnel de Serrería, el soterramiento de las vías del metro en Benimámet o la construcción de la futura ronda de Mislata son el argumento para el nuevo bocado de huerta que proyecta el Ayuntamiento de Valencia

El ingeniero agrónomo y catedrático Javier García Gómez, de la Unidad de
Investigación de Educación Ambiental de la Facultad de Magisterio de la Universitat de València, asegura que en la ciudad hay solares vacíos y proyectos urbanísticos por desarrollar como el Parque Central y los cuarteles de San Vicente que cubrirían las necesidades de vivienda sin ocupar más huerta

En la Torre, se sacrificará más huerta pese a que los terrenos que ya se perdieron para Sociópolis están aún por desarrolla

La nueva versión de la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de
Valencia le da un nuevo bocado de 400 hectáreas a la huerta que rodea la ciudad. Son 60 hectáreas menos de las previstas en 2004, cuando empezó a tramitarse la revisión, sin embargo, para muchos siguen siendo demasiadas. Las 17.000 viviendas (4.100 menos de las previstas inicialmente) anunciadas ahora por el gobierno de Rita Barberá se construirán sobre terrenos agrícolas, en la mayoría de los casos en producción, en Campanar, la Punta, Benimámet, la Torre, Vera, Tavernes y la frontera con Alboraia.

De los diez nuevos sectores urbanizables sobre suelo de huerto para uso residencial previstos en la primera versión de la revisión se ha pasado a siete. Son Benimamet, la Torre, Alboraia, Tavernes, la Punta, Campanar y Vera I. A los que se añaden otro sector más de uso industrial en Faitanar, que también se revisa, y otro sector de uso dotacional vinculado al campus de Vera de la Universidad Politécnica.

De la recalificación se han salvado la huerta de la Castellar y de Forn d´Alcedo, que se han descartado al considerarse «menos aptos para el desarrollo urbanístico dado el escaso desarrollo edificatorio de esas pedanías y la existencia de muchos solares en sus ensanches».

Del mismo modo, el uso residencial predominante en el nuevo sector urbanizable de Mahuella, una pedanía de apenas 40 vecinos, se sustituye, a instancias del vecino ayuntamiento de Albalat, por el uso terciario.

El ingeniero agrónomo y catedrático Javier García Gómez, de la Unidad de Investigación de Educación Ambiental de la Facultad de Magisterio de la Universitat de València, asegura que en la ciudad hay solares vacíos y proyectos urbanísticos por desarrollar como el Parque Central y los cuarteles de San Vicente que cubrirían las necesidades de vivienda sin ocupar más huerta. Lo que ocurre, apunta, es que «económicamente es más barato y menos complicado urbanísticamente crecer en la huerta».

El propio ayuntamiento admite en la nueva memoria de la revisión del PGOU errores en las estimaciones de vivienda que se hicieron en 2004 porque «sólo se tuvo en cuenta las viviendas incluidas en los PAI adjudicados y no todas las viviendas que posibilitaba el planeamianto vigente». El ayuntamiento admite que hay suelo para hacer 38.300 viviendas, al que ahora añadirá 17.000 más de las nuevas recalificaciones. En total, 55.000 viviendas, un 7% por encima de la demanda real.

La construcción de infraestructuras, uno de los elementos clave en la degradación de la huerta, es un argumento que se repite a la hora de justificar los nuevos barrios en la huerta. Así la razón que justifica el sector de Tavernes Blanques, pegado a la huerta de Alboraia „una de las más valiosas de toda l´horta Nord„ es cerrar el borde urbano de esta población. En la Punta, donde se proyectan casi 5.000 viviendas, el argumento es «contribuir económicamente a la prolongación del soterramiento del tramo de la línea férrea» Valencia-Tarragona (el túnel de la avenida Serrería) de manera proporcional a su edificabilidad y del mismo modo que lo hicieron los promotores de la avenida de Francia, Moreras y el Grao.

La recalificación de la huerta de Benimámet obedece a la necesidad de sufragar el coste
del soterramiento de las vías del metro. La recalificación de la huerta de Campanar, una de las mejor conservadas de la ciudad donde se conserva abundante patrimonio rural, como el Molí dels Frares, también se fundamenta en la necesidad de construir la ronda de Mislata. En Vera, donde existen «recursos de alto valor paisajístico indisociables del entorno de la huerta» también se recalifica suelo agrícola para construir una nueva ronda que descongestione el tráfico en la avenida Tarongers y permita la ampliación del campus. En la Torre, se sacrificará más huerta pese a que los terrenos que ya se perdieron para Sociópolis están aún por desarrollar.

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